Aliados malos y enemigos menos malos.
La polémica libertad del terrorista libio Alí sigue su curso. Después de haber sido recibido por un hijo del dictador libio con honores en Libia, de hacer una fiesta y proclamar héroe al único responsable del atentado de Lockerbie que costó la vida a 270 personas, en su mayoría ciudadanos americanos, en Escocia, el pueblo inglés reprocha a su líder, Gordon Brown, que se haya liberado al terrorista por intereses económicos Gran Bretaña-Petróleo-Libia que por un supuesto caso de “humanidad” como ha reflejado la justicia escocesa. Por el contrario miembros del gobierno de Gadafi aseguraron recientemente que existen pactos secretos entre ambos países y que sin duda, la puesta en libertad de su nuevo héroe nacional fue en parte gracias a los tratos comerciales.
La prensa internacional se ceba, pero no todo lo que debería. Quizás sea porque es mejor ser menos amigo de un dictador árabe que ser enemigo de todas las dictaduras árabes, como lo era Tony Blair. Primer Ministro duramente criticado durante años por su Guerra Global contra el terrorismo. Aunque ya se sabe que no hay que morder la mano que te da de comer y eso los árabes lo saben muy bien. Están muy cómodos en sus palacios, mientras su pueblo muere de hambre, civismo e inteligencia, porque saben que nosotros, los perros infieles, no vamos a morder sus manitas manchadas no de sangre, sino de petrodólares. Ya nos puede importar lo mínimo cómo traten a los homosexuales, a las mujeres, a los niños en dichos países que por mucho gobierno del talante que tengamos y mucha progresía saliéndonos a borbotones por la boca, que solo queremos besar sus codiciosas manos que nunca dejarán de manar ese preciado oro negro. Tan preciado que nos olvidamos de que somos Europa.
Ahora, víctimas del Grupo Terrorista IRA piden una indemnización y una disculpa formal y pública de Gadafi por haber suministrado durante años armamento al grupo terrorista irlandés. Gadafi, como buen musulmán, calla.
Esto nos lleva a pensar, aunque no hay que ser muy inteligente para deducirlo, si el líder libio pudo también rearmar al grupo terrorista ETA en algún punto de la historia. O en todos. Sería bochornoso para este gobierno ya que no hace mucho, este ‘ex-terrorista’ como se hace llamar, visitó España y Rodríguez Zapatero le estrechó, como a todo buen musulmán, su mano de perro infiel.
La polémica seguirá, pero los medios de comunicación en breve dejarán de lado el tema. 270 muertos de lado.
270 familias rotas, de lado.
La Democracia, la Libertad, de lado.
Parece ser que Londres, al igual que Madrid, no aprendió de sus dos terribles atentados a comienzos de este siglo (sin contar los 37 atentados terroristas árabes en suelo español en los últimos treinta años). Esperemos que no sea una asignatura pendiente y tengamos que repetir esas dramáticas escenas de odio hacia todo lo Occidental.
Aunque de eso bien se encargaran nuestros ‘políticos’ de hoy día.
La polémica libertad del terrorista libio Alí sigue su curso. Después de haber sido recibido por un hijo del dictador libio con honores en Libia, de hacer una fiesta y proclamar héroe al único responsable del atentado de Lockerbie que costó la vida a 270 personas, en su mayoría ciudadanos americanos, en Escocia, el pueblo inglés reprocha a su líder, Gordon Brown, que se haya liberado al terrorista por intereses económicos Gran Bretaña-Petróleo-Libia que por un supuesto caso de “humanidad” como ha reflejado la justicia escocesa. Por el contrario miembros del gobierno de Gadafi aseguraron recientemente que existen pactos secretos entre ambos países y que sin duda, la puesta en libertad de su nuevo héroe nacional fue en parte gracias a los tratos comerciales.
La prensa internacional se ceba, pero no todo lo que debería. Quizás sea porque es mejor ser menos amigo de un dictador árabe que ser enemigo de todas las dictaduras árabes, como lo era Tony Blair. Primer Ministro duramente criticado durante años por su Guerra Global contra el terrorismo. Aunque ya se sabe que no hay que morder la mano que te da de comer y eso los árabes lo saben muy bien. Están muy cómodos en sus palacios, mientras su pueblo muere de hambre, civismo e inteligencia, porque saben que nosotros, los perros infieles, no vamos a morder sus manitas manchadas no de sangre, sino de petrodólares. Ya nos puede importar lo mínimo cómo traten a los homosexuales, a las mujeres, a los niños en dichos países que por mucho gobierno del talante que tengamos y mucha progresía saliéndonos a borbotones por la boca, que solo queremos besar sus codiciosas manos que nunca dejarán de manar ese preciado oro negro. Tan preciado que nos olvidamos de que somos Europa.
Ahora, víctimas del Grupo Terrorista IRA piden una indemnización y una disculpa formal y pública de Gadafi por haber suministrado durante años armamento al grupo terrorista irlandés. Gadafi, como buen musulmán, calla.
Esto nos lleva a pensar, aunque no hay que ser muy inteligente para deducirlo, si el líder libio pudo también rearmar al grupo terrorista ETA en algún punto de la historia. O en todos. Sería bochornoso para este gobierno ya que no hace mucho, este ‘ex-terrorista’ como se hace llamar, visitó España y Rodríguez Zapatero le estrechó, como a todo buen musulmán, su mano de perro infiel.
La polémica seguirá, pero los medios de comunicación en breve dejarán de lado el tema. 270 muertos de lado.
270 familias rotas, de lado.
La Democracia, la Libertad, de lado.
Parece ser que Londres, al igual que Madrid, no aprendió de sus dos terribles atentados a comienzos de este siglo (sin contar los 37 atentados terroristas árabes en suelo español en los últimos treinta años). Esperemos que no sea una asignatura pendiente y tengamos que repetir esas dramáticas escenas de odio hacia todo lo Occidental.
Aunque de eso bien se encargaran nuestros ‘políticos’ de hoy día.
David Adael
en algún punto entre Bilbao y Madrid.
27 de agosto de 2009
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