sábado, 6 de febrero de 2010

Antisemitismo; ¿la hora del miedo o del valor?

Antisemitismo; ¿la hora del miedo o del valor?


El resurgimiento del antisemitismo en Europa es más que evidente. Y en España ya es una realidad cada vez más cercana. La pregunta es; ¿hay que seguir mostrando miedo y permanecer ocultos o ya es hora de afrontar la cruda realidad y armarnos de valor?

Desde que Abraham salió de Ur, el pueblo judío no conoció una época de paz duradera allí donde se instaló. Persecuciones, asesinatos, expulsiones y un sin fin de horrores han sacudido la larga Historia del Pueblo Judío. No hay Imperio ni Reino en la Historia que no se hayan masacrado al completo comunidades judías. El miedo siempre fue un compañero más de viaje del judío errante durante toda la Edad Media. Un miedo en particular, se apoderó de todo corazón hebreo en la recién unida España optando por un exilio, pese a que su estadía en Sefarad contaba con cientos de años de antigüedad, o la alternativa de una falsa conversión generando así una triste asimilación que hasta hoy día muchos cargan sobre sus espaldas. La asimilación es un holocausto a gran escala.

El daño que hace el miedo no es instantáneo sino que perdura siglos. Y ya va siendo la hora de acabar con esta maldición que condena a nuestro milenario pueblo.

Debemos imitar a Mordechai Anielewicz, que lideró el levantamiento del Gueto de Varsovia contra los Nazis en respuesta de las continuas vejaciones sufridas. O como el valiente Eleazar Ben Yair que en el año 70 de la era común, luchó contra las leyes antisemitas del Imperio Romano y tras un largo asedio junto con los últimos mil judíos Libres en Massada, eligieron una muerte en libertad que una vida esclava en la asimilación de la Torá.

No podemos permitir que se nos conduzca al matadero de los medios de comunicación. No dejemos que treinta y cinco siglos de historia se conviertan en un simple pie de foto plagado de errores, junto con esa irracional judeofobia ancestral.

Cada judío difamado, golpeado o asesinado es como si le ocurriese a cada uno de nosotros. ¿Vamos a mirar hacia otro lado cuando miembros de nuestras comunidades y nuestros hermanos en el extranjero, se ven obligados a enmudecer por miedo, a ocultar su judeidad, su propia identidad?

Tenemos que trabajar juntos cada instante. Cada minuto que perdemos es un minuto que gana nuestro enemigo. Un enemigo que nos odia. Nos quiere lejos de su país y de su ciudad. De su sociedad. Y cada vez un número más elevado nos quiere muertos.

Golda Meir ya dejó bien claro que matar judíos no volvería a ser una empresa gratuita ni fácil. ¿Vamos a dejar que maltratar a un judío quede impune? Nunca.

Ya va siendo hora de posicionarse de un bando y Defenderlo. En definitiva; Defendernos. Al fin y al cabo se trata de nuestra vida y la de nuestros hijos, nietos, sobrinos. Del presente y futuro de nuestro pueblo, ya que lo que no hagamos hoy repercutirá en las generaciones futuras. Nuestros errores de hoy lo pagarán nuestros seres más queridos mañana, por preferir seguir permaneciendo ocultos.

Siempre existirá el antisemitismo. La pregunta es; ¿la hora del miedo o del valor?


David Adael
6 de febrero de 2010

2 comentarios:

Toma y lee dijo...

Me parece bien lo que dices David, ya basta de permitir comportamientos antisemitas enmascarados de progresismo.El Pais, y otros medios de comunicación españoles les hace el juego sucio a los de Hamas y compañia.Basta ya.Que sepan que no les va a salir gratis hacerlo.Shalom.

Jud dijo...

Tienes toda la razón David pero lo cierto y verdad es que el miedo es un mecanismo de supervivencia para el pueblo hebreo. En la persecución al judío no hay reglas, el ataque puede llegar en cualquier momento y por las causas más absurdas. Quién no recuerda el pogromo de Kielce de 1946 contra más de un centenar de supervivientes de la Shoa. Mataron a 42 personas. La razón que dieron los polacos: que la comunidad judía había tratado de secuestrar a un niño cristiano para beber su sangre; la verdadera razón: la inmigración judía tras el genocidio empezaba a molestar. Si es posible tal odio hacia gente que acaba de sufrir un calvario y asesinar arguyendo excusas medievales a mediados del s.XX ¿qué cabe esperar?

Yo he ido muchas veces con mi querida y sobada camiseta de Tzahal, henchida de orgullo, a jugar al baloncesto y provocaba desconcierto y rechazo pero me sentía con el deber de posicionarme públicamente. El otro día, asqueada con lo ocurrido en la UAM fui a mi universidad con ella...pasé miedo. No sé si lo haría de nuevo. ¿Defenderse? Por supuesto ¿convertirse en blanco fácil? No es lo más sensato.

Lo que sí espero es que ese sector de la población que ahora defiende el trato justo hacia Israel y condena los actos judeófobos, no miren hacia otro lado si las aguas se vuelven más turbias. Como escribió Dante: "Los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en tiempos de gran crisis moral mantienen su neutralidad". Debe haber "overbooking" de dresdenses por allí.

l´hitraot