lunes, 5 de mayo de 2008

Israel, 60 años después

Israel 60 años después.

Se cumplen 60 años de aquel 5 de Iyar de 5708 (14 de mayo de 1948) cuando David ben Gurión pronunciaba aquellas primeras palabras de la Declaración de Independencia:

ERETZ ISRAEL fue la cuna del pueblo judío. Aquí se forjó su identidad espiritual, religiosa y nacional. Aquí logró por primera vez su soberanía, creando valores culturales de significado nacional y universal, y legó al mundo el eterno Libro de los Libros”.

Seis décadas de Libertad y Democracia, de avances y de progreso. De continuidad.
Durante dos mil años el pueblo judío esperó pacientemente para crear un oasis en medio del desierto. Extensas plantaciones en zonas áridas y muertas. Centenares de universidades, colegios y hospitales. TEVA es actualmente el mayor productor de antibióticos y medicamentos genéricos del mundo. Nuevas vacunas (igual a menos enfermedades). Conservando todo eso y mucho más durante seis lustros de guerra. Cuatro conflictos, decenas de miles de atentados. Miles de asesinatos. E Israel se mantiene viva y fuerte rodeada por una decadente civilización condenada a la autodestrucción. Los enemigos de Israel no han podido acabar con el espíritu judío. Ni las bombas ni los camicaces. Tampoco la prensa puede quebrar el alma judía.

Israel sigue cada día enseñando al mundo que la Democracia ha ganado y está ganando.
Que la vida se impone a la muerte y el ejemplo está en Babysense, un producto israelí que previene el Síndrome de Muerte Súbita del niño, que está salvando la vida a millones de bebés en todo el mundo.

Un país líder en el mundo en nuevas tecnologías como Windows NT y XP. E incluso la tecnología para el Messenger está creada en Israel. A la cabeza en mayor proporción de títulos universitarios per cápita a nivel mundial y en museos. Segundo país en patentes y en producción de libros nuevos per cápita del mundo.

El pueblo judío ha hecho tanto y ha facilitado la vida a millones de personas en todo el mundo y que esté siendo tan injustamente tratado no tiene nombre.

Una nación que ocupa lo que le corresponde por herencia, que del fango y de los trozos de desierto que entregó la ONU hace ya sesenta años hayan sido capaces de crear un país tan próspero y de sobrevivir pese a las veintitrés naciones árabes que desean su destrucción, sólo se me ocurre una forma de expresar este sueño hecho realidad de un judío llamado Theodor Hertz


Am Israel Jai!, ¡el pueblo de Israel Vive!


David Adael
desde el exilio
5 de mayo de 2008

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