Mutilación genital en España.
Según un grupo de investigación del Instituto Catalá de Salud, entre 3.500 y 3.600 niñas están en peligro de sufrir mutilación genital en España los próximos años.
Esta práctica, para el que no lo sepa, consiste en amputar el clítoris a las niñas para que estas desconozcan el placer sexual antes y después de contraer matrimonio, un símbolo más del estatus que la mujer ocupa dentro del Islam radical, pese a que esta salvajada es anterior a dicha religión. Aun así hoy día se sigue practicando a millones de niñas en todo el mundo, árabe y occidental.
El procedimiento, inhumano, en los países menos favorecidos consiste en cortar con un trozo de vidrio la zona del clítoris arrancándolo y posteriormente coserlo con lo primero que se tenga a mano dejando tan solo un pequeño agujero para orinar. El sufrimiento no termina aquí, puesto que incrementa una vez el marido rasgue literalmente la vagina mutilada provocando incluso un corte mortal.
Que esto ocurra en España, miembro de la Unión Europea, de las Naciones Unidas, con un partido político a la cabeza que se proclama defensor de la mujer, no tiene nombre. ¿El problema? La no integración por parte de inmigrantes musulmanes en nuestra sociedad. Ello provoca que en ocasiones, grupos radicales asentados en el país no cumplan con las leyes del Estado, realizando actos como por ejemplo la ablación del clítoris, totalmente ilegal en nuestro país.
La no aceptación de nuestras leyes como parte integral de sus vidas se debe a su condición de musulmanes que, cuando se ven forzados a marcharse de su país, puede llevarles a un estado de soledad y vean en los valores familiares inculcados, en su religión, la única conexión con ellos mismos. De este modo solo aceptarán sus propias leyes estén donde estén. Este comportamiento, que no comparten todos los inmigrantes, es muy común a la hora de crear un perfil de un islámico radical.
Como explicaba en otro artículo, este es un claro ejemplo de un tipo de islamofascismo que poco a poco estamos viendo muy de cerca en nuestra propia ciudad.De quien o qué es la culpa, tan solo es la razón para buscar una solución. Lo importante es que nos concienciemos y condenemos, persigamos y denunciemos estos actos bárbaros incivilizados en todo momento y todo lugar.
Según un grupo de investigación del Instituto Catalá de Salud, entre 3.500 y 3.600 niñas están en peligro de sufrir mutilación genital en España los próximos años.
Esta práctica, para el que no lo sepa, consiste en amputar el clítoris a las niñas para que estas desconozcan el placer sexual antes y después de contraer matrimonio, un símbolo más del estatus que la mujer ocupa dentro del Islam radical, pese a que esta salvajada es anterior a dicha religión. Aun así hoy día se sigue practicando a millones de niñas en todo el mundo, árabe y occidental.
El procedimiento, inhumano, en los países menos favorecidos consiste en cortar con un trozo de vidrio la zona del clítoris arrancándolo y posteriormente coserlo con lo primero que se tenga a mano dejando tan solo un pequeño agujero para orinar. El sufrimiento no termina aquí, puesto que incrementa una vez el marido rasgue literalmente la vagina mutilada provocando incluso un corte mortal.
Que esto ocurra en España, miembro de la Unión Europea, de las Naciones Unidas, con un partido político a la cabeza que se proclama defensor de la mujer, no tiene nombre. ¿El problema? La no integración por parte de inmigrantes musulmanes en nuestra sociedad. Ello provoca que en ocasiones, grupos radicales asentados en el país no cumplan con las leyes del Estado, realizando actos como por ejemplo la ablación del clítoris, totalmente ilegal en nuestro país.
La no aceptación de nuestras leyes como parte integral de sus vidas se debe a su condición de musulmanes que, cuando se ven forzados a marcharse de su país, puede llevarles a un estado de soledad y vean en los valores familiares inculcados, en su religión, la única conexión con ellos mismos. De este modo solo aceptarán sus propias leyes estén donde estén. Este comportamiento, que no comparten todos los inmigrantes, es muy común a la hora de crear un perfil de un islámico radical.
Como explicaba en otro artículo, este es un claro ejemplo de un tipo de islamofascismo que poco a poco estamos viendo muy de cerca en nuestra propia ciudad.De quien o qué es la culpa, tan solo es la razón para buscar una solución. Lo importante es que nos concienciemos y condenemos, persigamos y denunciemos estos actos bárbaros incivilizados en todo momento y todo lugar.
David Adael
desde el exilio
21 de agosto de 2008
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